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QUIZÁ.
«Llorar no me da el alivio… ni tu silencio lo es».
No soy lo suficiente. Tal vez estoy destinada a desayunar, comer y cenar sola, ir al cine sola, ahorrar dinero para viajar por todo el mundo pero sola… vivir sola. No quiero estar sin él, pero tal vez no lo merezco. Tal vez el merece amar a alguien más, necesita a alguien que lo haga sentir vivo, que le saque sonrisas, alguien que huela a jazmines o simplemente que huela a felicidad, porque yo… pues bueno, yo sólo le hago pasar malos ratos, no le doy felicidad, más bien le doy miseria, agonía y tristeza, lo quemo por dentro.
Él es el amor de mi vida, pero quizá… quizá yo no soy el amor de su vida.
No es novedad.
¿Espero un poco más o me rindo?
Esa frase me la he repetido más de las veces que debería.
Sólo quiero que llegue el momento en el que pueda decir plenamente: Soy feliz.
¿Por qué es tan difícil?
Varias veces han pasado ideas macabras por mi mente y no dudo en hacerlas, pero por alguna circunstancia, nunca puedo realizar mi cometido.
El suicidio es algo tan normal hoy en día, que no me importaría hacerlo. Estos momentos son de esos en los que no sé quién soy, no sé qué hago aquí, no sé para que sirvo. Y es que somos demasiados jóvenes como para sufrir tanto.
No más.
Todo se resume a esto. Estoy decidida a dejar todo atrás, estoy decidida a no sentir ya nada por ti, por tu asqueroso amor, estoy decidida a ver por mi antes que por alguien, a pensar en mi y no en ti. Estoy decidida a cerrar esta etapa para poder abrir mi corazón a una persona que lo merezca. A una persona que en vez de humillarme, me aliente a ser mejor, que me apoye, a una persona que me quiera como soy y no me trate de cambiar, que me diga diariamente lo mucho que me quiere, cuan bonita soy y por qué soy tan importante, a diferencia de ti, que tu trabajo era restregarme constantemente lo mucho que eres feliz sin mi. He aquí donde yo termino esta etapa, porque me he dado cuenta que te amaba más a ti que a mi persona.
Ya no más, te amo, pero me amo más a mi…
Sintiendo felicidad de nuevo.
Es difícil, no sé como explicar.
Esas noches de preocupaciones e insomnio van disminuyendo poco a poco, ya no estoy interesada en los mismos temas, ya no lloro en las madrugadas, ni siquiera me siento mal cuando pienso en él y en las pendejadas que hizo.
¿Será que ya lo superé? ¿Ya no tiene el mismo impacto en mi?
Y es que nosotros como enamorados no correspondidos pasamos por las situaciones más incomodas y tal vez dolorosas (en lo que respecta a este tipo de temas amorosos). En el momento de la creciente de sentimientos todo se complica, experimentamos emociones que, tal vez, jamás las habíamos vivido. Y te emocionas y tu corazón se engancha a esa persona, tu estupidez mental se agiliza, sólo tienes tiempo para pensar en tu enamorado/a y en nadie más. Tu mundo lo regulan las leyes del amor, te desconectas, no distingues lo bueno ni lo malo, no razonas. Estás tan al pendiente de esa persona que se te olvida totalmente quien eres, lo que haces, a quien y a donde perteneces y tu propósito en la vida…. Mi propósito en la vida es ser feliz.
La sufres, sientes que es el fin del mundo y que jamás podrás encontrar a una persona que pueda llenar ese vacío en tu interior, un vacío que sólo tú puedes llenar: implica el estar satisfecho contigo mismo.
Y llega un momento en el que no puedes más, ya no esperas a que pase algo bueno, aprendes a vivir con todo lo malo que implica el estar enamora, si eres correspondido o no ya no te importa, ya no sientes igual, todo te vale madre, es cuando te das cuenta que mereces ser plenamente feliz, con lo que seas, con lo que tengas, con amor o sin amor.
Es que el corazón también se cansa de chingaderas.
Noche Weizen.
Noche en un café bar en sábado. Creí que iba a ser una noche normal, como cualquiera. El único motivo era pasarla bien y beber unas cuantas cervezas de trigo. Pero mi noche no fue como lo esperaba, mi noche se convirtió de lo más normal a lo que más tenía miedo… ahí estaba él. MALDITA SEA. ¿Cómo puedes estar en todo lugar al que yo voy? ¿Cómo puedes verme, estar tranquilo e ignorarme?
Total, estaba buscando algún lugar donde sentarme, no lo había visto a él, hasta que él junto con sus amigos nos ganaron unos sofás en los que quería sentarme.
Me vio, me sonrío y dijo: «Sorry, te lo gané».
¿»Sorry, te lo gané? ¿Es todo? ¿En serio?
Dios, ¿como puede ser él mi todo y yo ser su nada?
Me senté, pedí mis cervezas de trigo, contemplaba el lugar y el tipo de personas que estaban ahí, yo sólo buscaba una distracción para no pensar en él, para no verlo (cabe de mencionar que estaba sentado frente a mi).
Y ahí en el ambiente de anoche, una de mis amigas me dijo: «¿Por qué no buscas a alguien con quien platicar ya para que te olvides de ese pendejo?».
No, no puedo olvidar a ese pendejo tan fácil, entablé conversaciones con varios muchachos durante la noche, pero no, no es igual, no es el mismo sentimiento, no me causaron nervios como los que causa él.
Mi maldita noche arruinada.
Sola.
Las noches frías y el tabaco se han convertido en mis mejores acompañantes. El café ya no me ayuda como antes, mi refugio es el humo que desprende el cigarro que activa mis sentimientos y me hace pensar en ti.
Aunque esta adicción al tabaco y a las noches, no son nada comparados a mi adicción por tus besos inesperados, por tus besos de «piquito», tus besos con lengua o tus besos a secas.
Sola, con mis pensamientos resonantes que van creando un eco infinito en mi cabeza, pensamientos que no me dejan dormir, que hacen que mi cabeza de vueltas.
Tú, como si nada. Probablemente mi fatiga y mi insomnio a las tres de la mañana te den igual. Probablemente, ni te des cuenta de lo mucho que te quiero y de lo mucho que me hace daño estar enamorada de ti.
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Sad life of a Redhead 